jueves, 28 de noviembre de 2013

¿Jesús murió por mis pecados? Bien por él


Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. (Juan 3:16)

Ese versículo bíblico es en si mismo un resumen de gran parte de la doctrina cristiana. La idea es bastante sencilla y lógica: Para que nosotros seamos salvos Dios envió a su Hijo (quien también es Dios) para que muera por nuestros pecados. Nosotros somos todos pecadores y malvados y somos imperfectos, por eso merecemos ser castigados. Pero para evitar ese castigo vino Jesús a ser torturado y golpeado en la cruz, morir y entonces ocupar nuestro lugar.

Después vino su resurrección y presuntamente la resurrección de todos los cristianos en el futuro. Pero eso quedará para otra oportunidad. En esta oportunidad vamos a analizar puntualmente el sacrificio cristiano, su redención.

¿Qué podemos acotar desde nuestra lógica escéptica humanista secular y racional?

1_Que alguien entregue a su hijo para salvar a los demás pudiendo no hacerlo, ya que Dios es omnipotente y omnisciente, es completamente repulsivo.

2_En varias oportunidad de las Escrituras hebreas se deja en claro que la obediencia es mejor que los sacrificios (1 Samuel 15:22-23, Oseas 6:6). Incluso el propio Jesús lo repite (Mateo 12:7). Más información para confirmar que el sacrificio era innecesario.

3_No resulta lógico en lo absoluto creer que para irnos al cielo tenemos que afirmar que un hombre-dios hace casi 2000 años fue torturado y ejecutado.

4_En todo caso ¿qué tenemos que nosotros con eso? Si a un tipo se le ocurre morir en lugar nuestro sin que nosotros se lo pidamos ni que haya motivo real para que lo haga no tenemos porque hacernos cargo.

5_Yo no creo ser merecedor de ser torturado con látigos, golpes, clavos y una corona de espinas. Ni tampoco creo que nadie lo merezca. Por eso el sacrificio de Cristo me resulta también exagerado. Mucho menos creo ser merecedor del infierno.

6_Si supuestamente Dios nos "regala" esa capacidad de salvación sin habernos consultado tenemos todo el santo derecho del mundo a rechazarlo. Más cuando, desde consideraciones éticas, no podemos aceptarlo.

7_Supongamos que sea verdad que Jesús sufrió todo lo que teníamos que sufrir nosotros. Entonces ¿qué necesidad de que exista un lugar como el infierno? El sacrificio ya se hizo.

8_Lo mejor de todo: El Dios misericordioso nos pone dos opciones. O aceptamos ese sádico y macabro sacrificio. O una eternidad en el infierno.


Por lo tanto, aparte de ilógico es repudiable. Y nos presenta no a un Dios amoroso sino a un Dios bastante psicótico.

Y esto es el fundamento de todas las doctrinas cristianas. Juzgue el lector como será la doctrina si esa es su base.

lunes, 25 de noviembre de 2013

Orgullo primate


El 24 de noviembre de 1859 Charles Darwin publicó El origen de las especies. Con esta obra nace la biología evolutiva y nace entonces gran parte de la ciencia actual. La selección natural, la supervivencia del más apto, la especiación, todo eso comenzó a desarrollarse. Y el ser humano no iba a quedar afuera de esto.

Con la revolución científica de Copérnico, Galileo, Kepler y Newton nuestro planeta dejó de ser algo especial. Pasó a ser un cuerpo celeste más en un inmenso universo el cual era, en gran medida, desconocido. Una verdadera revolución que trastocó nuestra concepción sobre nosotros mismos.

Y esa segunda revolución vino con la evolución. Desde las primeras ideas evolucionistas en adelante, pasando por la fundamental importancia de la obra de Darwin, se conformó un esquema sobre el desarrollo de la vida humana, junto a la de otros animales. Por supuesto que en muchos aspectos somos "la única especie capaz de" (aunque cada vez esas capacidades únicas son menos), pero no somos especiales, ni tenemos ninguna corona, ni tenemos una forma de creación especial.

Por eso es importante saber que somos primates, que somos mamíferos, que somos vertebrados, que, en resumen, somos animales, con órganos vestigiales y otras especies con un alto grado de parentesco (chimpancés). Que no nacimos como ángeles o semidioses o con designios divinos. Fuimos fruto de procesos químicos y biológicos. Y la biología evolutiva, lejos de convertirse en una verdad religiosa, fue también cambiando conforme a los nuevos descubrimientos y teorías.

Fue un paso importante. El modelo del universo y la evolución luego serían complementados y ampliados por la astrofísica para explicar el origen del universo y la abiogénesis para explicar el origen de la vida. Un largo camino hacia la eliminación de los dogmas religiosos y las ideas metafísicas. Un puñal en la espalda de los dioses. Un puñal que de aquel entonces, hasta el día de hoy, se sigue metiendo más profundo.

El orgullo primate es, entonces, reconocernos como animal y buscar nuestro origen como especie sin buscar algo más arriba. Un punto de partida para el progreso como especie, porque no se puede terminar bien si comienza mal. Si comenzamos como una creación especial de dios nada puede terminar bien.

jueves, 21 de noviembre de 2013

La persistencia criminal de la homeopatía


Hace unos días fue publicada en una revista de cultura una mini-entrevista que le hicieron a Eduardo Yhabes. Este sujeto que la mayoría del público debe desconocer es un zorro viejo de la pseudociencia argentina. Preside la Asociación Homeopática Argentina.

Recordemos que la homeopatía es una de las pseudomedicinas más peligrosas. No solo porque sus postulados (ley de similitud, memoria del agua) sean solo macaneo pseudocientífico, sino por los efectos que trae. Por un lado, lejos de ser inocua, puede también llegar a ser mortal. Y por otro, sus principales promotores son los que promueven peligrosas ideas en contra de la medicina convencional.

Por ejemplo, el propio Yhabes es a su vez el principal promotor de la "libre vacunación", que no es otra cosa que levantar estupideces en contra de las vacunas que pueden poner en riesgo la vida de mucha gente, incluso de niños.

Yendo a la entrevista concedida, el señor Yhabes disfraza su "ciencia" con definiciones metafísicas y frases que suenan rimbombantes: "Desde este principio unicista se comprende al ser humano como una totalidad: es uno solo en cuerpo y en mente; en materia y energía que anima la materia" y agrega que "la homeopatía busca la liberación de las ataduras producidas por su desarmonía vital, para que el paciente pueda manifestar su verdadera esencia en libertad y plenitud". Todos términos que nada tienen que ver con ninguna investigación científica seria.

Para cerrar la entrevista nuestro investigador nos tira la siguiente bomba: Todos aquellos médicos que fueron asignados a la tarea de investigar la homeopatía para desacreditarla, terminaron convirtiéndose en eximios homeópatas hasta su muerte. Tal como aconteció con Costantino Hering y entre nosotros con el doctor Luis Maglioni, quien presentó (en el año 1878) su tesis en contra de la homeopatía.

¡Pero que bárbaro! Ahora si estoy convencido: La homeopatía es científica porque "todos" los que investigaron el tema se terminaron convirtiendo.

Nos nombra a dos personajes bastante oscuros dentro de lo que es la medicina y de los cuales la mayoría de la comunidad médica nunca escuchó. El primero es un tal Constantino Hering, el cual si uno lo busca en Google obtiene como resultado referencias en sitios de homeopatía o terapias alternativas. Es decir, la comunidad científica no lo reconoce. Y el otro es Luis Maglioni, del cual no se obtiene nada. Evidentemente su trabajo de 1878 no debió tener mucho prestigio. Curiosamente ambos "científicos" son del siglo XIX. Imagino que dentro de ese "todos aquellos médicos" habrá algunos más actuales. Digamos de los últimos 120 años.

Muy por el contrario Yhabes olvida referirse a la refutación a la publicación de Benveniste u otras decenas de publicaciones que refutan la homeopatía y sus principios básicos. Lo cierto es que hasta la fecha no ha sido fehacientemente comprobada y todas las evidencias apuntan en su contra.

Hace unos años gracias a una campaña que encabezó Mario Bunge se suspendieron los cursos de homeopatía de la Universidad de Córdoba. Esperemos que esta peligrosa pseudociencia siga en su estado marginal y no crezca.

La importancia de enfrentar a los dogmas racionalmente


Una de las características principales de la revolución científica que comenzó en el siglo XVI y se extiende, en mayor o menor medida, hasta comienzos del siglo XX, fue el de cambiar totalmente los paradigmas. Es cierto que en toda revolución científica se produce un paso de la "ciencia normal" a un nuevo paradigma, pero en el caso del proceso antes mencionado fue un cambio total. Se dejaron de lado totalmente los dogmas autoritarios basado en un nuevo método. Ese método no era otro que el método científico.

Por supuesto que casi todos los descubrimientos y teorías de aquel entonces fueron en su mayoría modificados, o en algunos casos, refutados y reemplazados por otros. Pero eso fue conforme al desarrollo científico y basado en los principios surgidos de aquella revolución. La observación, la formulación de preguntas, la búsqueda de respuestas mediante la experimentación y la comprobación, la formulación de hipótesis. Todo eso en el marco de un conocimiento científico acumulable y una comunidad científica encargada de revisar e incorporar los nuevos descubrimientos.

¿Qué son los dogmas? Podemos definirlo como los fundamentos o puntos capitales de todo sistema, ciencia, doctrina o religión. Por ser fundamentales, en consecuencia, se infiere que son la verdad.

El método científico y racional (doctrina filosófica que sostiene que la verdad puede ser descubierta mediante la razón y el análisis de los hechos más que a través de la fe, el dogma o la enseñanza religiosa) es lo más revolucionario que puede haber. Es la mejor manera de analizar lo que se considera verdadero y de, en caso de que sea refutado, dejarlo de lado. La constante búsqueda de preguntas y cuestionamientos, la contrastación con la realidad para la conformación de hipótesis y la revisión por pares son las claves para desechar, modificar o incorporar conocimientos.

¿Por qué el método científico y el análisis racional es la mejor manera? Por la sencilla razón de buscar fundamentos en la realidad, aspirar a la objetividad de manera de que todos vean como llegar a esas conclusiones, y someterse al examen por parte de la comunidad especializada para justamente alcanzar esa objetividad. En caso de que el conocimiento científico que reemplazó al dogma sea demostrado erróneo por no alcanzar para explicar o describir la realidad, ese mismo conocimiento se vuelve obsoleto y es modificado o reemplazado por otro conocimiento científico con las mismas características.

Pero no hay que caer en el otro extremo. Por eso en el título del artículo aclaro la necesidad de enfrentarlos "racionalmente". La postura nihilista tan común en la posmodernidad de negar absolutamente todo no sirve para nada. No construye nada ni posibilita el progreso. Eso debido a que esa negación de los dogmas se convierte... ¡en un dogma!

Al descreer del método científico racional se descree de la mejor manera que tiene el hombre para entender y modificar su realidad. Si no podemos confiar en nuestra racionalidad ¿en qué podemos confiar? Directamente en nada.

En conclusión, la única manera en que este mundo va a progresar es con una mentalidad humanista secular racional que descrea de los dogmas pero al mismo tiempo busque la verdad de forma metódica y sistemática. No descreer solo por descreer sin fundamentos, y en todo caso, si se descree algo, dar mejores razones. De lo contrario no hay progreso.

viernes, 15 de noviembre de 2013

La Iglesia y el Código Civil


Son tiempos en la Argentina de reformas legales importantes. Estamos debatiendo la reforma al Código Civil y su unificación con el Código Comercial.

Más allá del debate político y social al respecto de las reforma hemos visto recientemente otra vez a las injerencias de la Iglesia en la política. Acaso envalentonados por su socio en el Vaticano los curas locales expresaron su preocupación por los dos principales puntos de conflicto del proyecto: La fertilización asistida y el divorcio.

Con respecto a los métodos de fecundación, el proyecto incluye en el Código y regula la fertilización asistida y la gestación post-mortem. Pero por presiones de la Iglesia se quitó del proyecto la "Gestación por sustitución", es decir, el alquiler de vientres.

"La maternidad y la paternidad quedarán desfiguradas con la denominada voluntad procreacional. Se legitima, por un lado, la promoción del alquiler de vientres que cosifica a la mujer y, por otro, el congelar embriones humanos por tiempo indeterminado pudiendo ser estos descartados o utilizados con fines comerciales y de investigación" argumentan los curas haciendo gala de su tradicional y retrógrada visión de las cosas. La defensa de "la familia" y también la negativa a que los embriones sean usados para la investigación, olvidando que esas investigaciones pudieran servir en el futuro para mejorar la salud.

El otro aspecto ríspido fue el de los divorcios. La Iglesia se opuso al llamado "divorcio express", que puede ser solicitado por uno de los cónyugues y sin un mínimo de tiempo necesario antes de realizar el trámite. La Iglesia protestó, pero igualmente salió.

Por último, se reitera la definición de "existencia" a partir de la concepción, una declaración retrógrada que coincide con la Constitución. Sin embargo, en los casos de fertilización asistida, se considera "persona" a partir de la inseminación, lo cual es otro revés a los intereses eclesiásticos. De todas maneras fue un retroceso la modificación del artículo 57 que si permitía las prácticas en embriones que pudieran evitar trastornos genéticos.

Celebramos desde aquí que no se tome en cuenta al lobby de los curas, aunque alertamos también que el hecho de haber cedido en una cosa pueda ser precedente para ceder en otras. Esperamos que el alquiler de vientres finalmente sea incluido.

ACTUALIZACIÓN 21/11
Un retroceso: Se va a considerar persona desde el estado embrionario aún en los casos de los no implantados. Esto no hace más que generar ambigüedades y malos entendidos. Por otro lado, el lobby católico está más fuerte que nunca con el nuevo Jefe de Gabinete, un anti-abortista y homofóbico confeso.

jueves, 14 de noviembre de 2013

Cuando la ciencia se equivoca



La revista inglesa The Economist publicó un artículo advirtiendo sobre los peligros que enfrenta la Ciencia si no se cuestiona lo suficiente a sí misma. La importancia de los experimentos y la confirmación.

Hay una idea simple detrás de la Ciencia: “Confía, pero verifica”. Los resultados deberían siempre ser desafiados por experimentos. Esa idea simple pero poderosa generó un vasto cuerpo de conocimiento. Desde su nacimiento en el siglo XVII, la Ciencia moderna ha cambiado al mundo drásticamente, y en su gran mayoría para mejor. 

Pero el éxito puede generar complacencia. Los científicos modernos están confiando mucho y no verifican lo suficiente, en detrimento de toda la Ciencia y de la humanidad.

Demasiados de los descubrimientos que se dan a conocer son el resultado de experimentos de poca calidad o análisis pobres. Una regla general entre los capitales emprendedores (venture capitalists) es que la mitad de las investigaciones publicadas no se pueden replicar. Incluso esta estimación puede ser optimista. El año pasado, investigadores de una compañía de biotecnología, Amgen, concluyeron que podían reproducir sólo seis de los 53 estudios más importantes de las investigaciones sobre el cáncer. Antes, un grupo de análisis de Bayer, una compañía de medicamentos, logró replicar sólo un cuarto de 67 papers importantes. Un científico de la computación se inquieta porque tres cuartos de los papers en su campo no tienen respaldo. Entre el año 2000 y 2010, alrededor de 80 mil pacientes fueron parte de pruebas clínicas basadas en investigaciones que después fueron descartadas por errores. 

Incluso cuando las investigaciones fallidas no ponen en riesgo la vida de personas -y la mayoría no llegan a hacerlo- se desperdicia dinero y el esfuerzo de algunas de las mejores mentes. Los costos de oportunidad del progreso que se impide son difíciles de cuantificar, pero probablemente son enormes. Y podrían estar aumentando. 

Una razón es la competitividad de la Ciencia. En los años ‘50, cuando la academia moderna tomó forma después de sus éxitos en la Segunda Guerra Mundial, la Ciencia todavía era la ocupación de unos pocos. La cantidad de científicos en el mundo llegaba apenas a unos cientos de miles. A medida que fueron creciendo -alrededor de 6 a 7 millones de investigadores según los últimos relevamientos-, los científicos han perdido el gusto por el automonitoreo y el control de calidad. La obligación de “publicar o morir” ha llegado a reinar sobre la vida académica. La competencia por los trabajos es feroz. Un profesor a tiempo completo en los Estados Unidos ganó en promedio US$135 mil en 2012 -más que los jueces-. Cada año, seis nuevos graduados de Phd pelean por un puesto académico. Actualmente la verificación de experimentos ajenos no genera grandes avances en la carrera de un investigador. Y sin verificación, hay resultados dudosos que siguen confundiendo

La competencia también fomenta la exageración y la selección de los resultados. Para salvaguardar su exclusividad, las revistas líderes imponen altas tasas de rechazo: más del 90% de los manuscritos entregados. Los resultados más inesperados tienen las mayores chances de llegar a ser publicados. No es sorprendente que uno de cada tres investigadores conozca a algún colega que arregló un paper, haciendo cosas como excluir datos inconvenientes de los resultados. Y mientras más equipos alrededor del mundo trabajan sobre un problema, hay más posibilidades de que al menos uno caiga en la confusión honesta entre la señal de un descubrimiento genuino y la anomalía de un ruido estadístico.Las falsas correlaciones muchas veces quedan registradas en las revistas especializadas que buscan papers deslumbrantes. Si hablan sobre tomar vino, volverse senil o dejar que los niños jueguen a los videojuegos, pueden llegar también a las tapas de los diarios

En cambio, los casos en los que no se logra demostrar una hipótesis, muy rara vez son presentados para publicar y menos aún aceptados. Los “resultados negativos” ahora representan sólo el 14% de los papers publicados, mientras que en 1990 eran el 30 por ciento. Sin embargo, saber qué es falso es tan importante como saber qué es verdadero. La falta de publicación de los fracasos hace que los investigadores gasten dinero y esfuerzos explorando callejones sin salida que ya fueron investigados por otros científicos que no publicaron sus investigaciones

El sagrado proceso del referato (evaluación anónima de expertos de una investigación) tampoco es tan bueno como parece. Una importante revista médica envió a varios especialistas una investigación, avisándoles que era una prueba. La mayoría de los investigadores no identificó los errores que la revista había puesto a propósito. 
Todo esto parecen ser fundamentos débiles para una actividad dedicada a descubrir la verdad del mundo. ¿Qué se puede hacer para mejorarla? Una prioridad tendría que ser que todas las disciplinas sigan los ejemplos de aquellas que han endurecido sus estándares. Un inicio sería entender las estadísticas, especialmente en el número de campos cada vez mayor que revisan cantidades enormes de estadísticas buscando patrones. Los genetistas lo hicieron y volvieron un cúmulo de estadísticas engañosas en un pequeño número de datos realmente significativos

Idealmente los protocolos de investigación deberían estar registrados en forma previa y ser monitoreados digitalmente. Esto disminuiría la tentación de tocar el diseño del experimento para que los resultados parezcan más sólidos de lo que son (se supone que esto ya ocurre en las pruebas clínicas de drogas, pero el cumplimiento es débil). Donde sea posible, los datos de las pruebas también deberían ser abiertos para que otros investigadores puedan revisarlos y probarlos

Las revistas más avanzadas ya son menos reticentes a publicar papers rutinarios. Algunas agencias de gobierno que financian investigaciones, incluyendo los Institutos Nacionales de la Salud de los Estados Unidos, que da US$ 30 mil millones para investigaciones cada año, están trabajando en cómo fomentar la replicabilidad para lograr solidez. Y un número cada vez más grande de científicos, especialmente los jóvenes, entienden las estadísticas. Pero esta tendencia tiene que ir mucho más allá. Las revistas especializadas tendrían que dedicar un espacio especial a trabajos “no interesantes”, y quienes entregan becas deberían destinar parte de sus fondos a financiarlo. Los sistemas de referato deberían ser endurecidos, o quizás terminar con ellos y reemplazarlos por evaluaciones post-publicación con comentarios incluidos en los apéndices. Ese sistema ha funcionado bien en los últimos años en ciencias como la Física y la Matemática. Por último, quienes diseñan las políticas deberían asegurar que las instituciones que reciben fondos públicos también respeten las reglas. 

Todavía hay un enorme respeto por la Ciencia. Pero su estatus privilegiado está fundado en su capacidad de tener la razón la mayoría del tiempo y de corregirse cuando se equivoca. No faltan misterios genuinos para mantener a generaciones de científicos ocupados. Las falsas pistas que dejan las investigaciones poco rigurosas son una barrera imperdonable al conocimiento. 


Publicado originalmente en The Economist. Publicado en español en Chequeado.com.

martes, 12 de noviembre de 2013

La cuestión transgénica


Desde hace años que un viejo caballito de batalla de Greenpeace y otras organizaciones similares son los alimentos transgénicos. Como alimento transgénico entendemos a "aquellos que fueron producidos a partir de un organismo modificado genéticamente mediante ingeniería genética. Dicho de otra forma, es aquel alimento obtenido de un organismo al cual le han incorporado genes de otro para producir las características deseadas" (definición de Wikipedia).

Esta gente señala las (supuestas) consecuencias negativas de los transgénicos y despotrican en su contra hablando de multinacionales, concentración de la tierra, persecución a campesinos, etc. Todo eso es muy noble y desde este blog adhiero a esa causa. No seré yo quien defienda a Monsanto o Cargill.

Pero ese tipo de críticas al manejo empresarial no implica necesariamente criticar a la biotecnología para los alimentos. El alimento transgénico en si no es malo, siempre y cuando sea bien empleado. Por ejemplo, el famoso arroz dorado con beta-caroteno, traducido en el organismo en Vitamina A que puede ayudar a combatir la ceguera sobre todo en niños. Este producto hace años viene boicoteado por Greenpeace y su salida viene siendo postergada, a pesar de todos los estudios científicos que confirman su efectividad.

También la FAO recomienda el uso de transgénicos para combatir el hambre y la OMS también se ha manifestado a favor de este tipo de alimentos siempre y cuando hayan sido debidamente investigados. El consenso científico actual apoya el uso de transgénicos, sin por eso dejar de recomendar seguir con las investigaciones para paliar cualquier eventual riesgo.

Si puedo llegar a coincidir con el reclamo de que las empresas adviertan en los envases de sus productos si está genéticamente modificado o no. Pero es un círculo vicioso. ¿Para qué publicar eso si les hacen tan mala prensa?

Por tanto, desde este blog partidario de la investigación científica, se apoya todo progreso sobre la biotecnología en alimentos. Como se la aplique y quien la aplique es otro tema. Pero la investigación no debe detenerse. Y es necesario también informar a la población que los transgénicos no son enemigos.

jueves, 7 de noviembre de 2013

Los descubrimientos científicos avanzan


Estos últimos días fueron muy activos en cuanto a noticias científicas. Hubo dos noticias en especial que llamaron la atención de los diferentes diarios y noticieros.

El primero es de hace unas semanas. El hallazgo de un fósil de un homínido en Georgia supone cambiar el esquema evolutivo del humano que se tenía hasta ahora. Tal parece que los Homo (Habilis, Erectus, Ergaster, Rudolfensis, Gautengensis, Georgicus) serían en realidad variaciones de una misma especie. Todos serían variantes de una especie que se originó en África y se expandió por Eurasia mucho antes de lo que se pensaba.

Este hallazgo lejos de desacreditar la evolución no hace más que confirmarla aún más. No es la primera vez que en el esquema evolutivo del hombre se debieron realizar cambios (por ejemplo, hasta hace algunos años se consideraba al Neanderthal un antepasado). Conforme la ciencia avanza y se realizan nuevos descubrimientos los paradigmas deben cambiar.



Otro descubrimiento importante viene por el campo de la astrofísica. Mediante la radiación detectada por el telescopio Planck se pudo observar una galaxia a 13.200 millones de años luz, siendo observada en su estado joven ya que su luz llega recién ahora. Lo interesante es que la información recogida apunta a la existencia de radiación concentrada en un lugar específico y un punto frío. Esto no puede ser explicado por las leyes de la física actuales y para muchos científicos confirmaría la existencia de otros universos que permitan ese tipo de atracción. Al respecto recomiendo leer este artículo que es muy claro y conciso. También este otro (en inglés).

Estos dos descubrimientos nos sirven para mostrar dos cosas:
_Como la ciencia avanza constantemente.
_Como cada vez menos hacen falta pseudociencias o explicaciones metafísicas.

domingo, 3 de noviembre de 2013

Hacia una Historia científica


Tucídides, primer historiador científico

(Este artículo está dirigido, como su título lo indica, principalmente a la disciplina histórica. No obstante puede aplicarse también a otras Ciencias Sociales)

Muchas veces se le intenta quitar a la Historia cierto rigor científico y se asume que es una disciplina subjetiva y parcial. Lejos de querer combatir esto hay quienes lo toman como algo inevitable e incluso lo reivindican.

Esta postura que presume ser honesta intelectualmente es en realidad peligrosísima porque despoja a la Historia de su carácter científico y lo convierte en un simple relato.

¿Qué quiere decir que una investigación científica debe ser objetiva? Básicamente, y tomando la definición de la Real Academia, que algo objetivo es "Perteneciente o relativo al objeto en sí mismo, con independencia de la propia manera de pensar o de sentir". Otra acepción igualmente válida consiste en afirmar que es "Que existe realmente, fuera del sujeto que lo conoce".

En otras palabras, que una investigación si es objetivo debe limitarse a estudiar objetos o hechos de realidad empírica, no construcciones mentales ni simples hipótesis vacías. Claro está, siempre que esa investigación pretenda ser científica.

Otra definición interesante es la de Esther Díaz quien considera a la objetividad como una "suma de inter-subjetividades". Lo explica diciendo que los experimentos o investigaciones deben realizarse de tal manera que cualquier otro científico pueda llegar a las mismas conclusiones con los mismos datos.

Resumiendo, cuando se habla de que la ciencia es objetiva nos referimos a su carácter de estudio de hechos con existencia real. Y nos referimos al hecho de que nuestras hipótesis y conclusiones deben basarse en esos hechos reales. Cuantos más hechos reales se recolecten y contrasten la investigación más objetiva será.

Ahora bien, el hecho de ser objetivo no significa no hacer juicios de valor. Pero esos juicios de valor deben basarse en principios empíricos. Es decir, si vamos a calificar a una personalidad o a un suceso de "bueno" o "malo" debemos basarnos en la evidencia de los hechos. Mostrar porque esos personajes o sucesos tienen tal categorización. De lo contrario, defender o defenestrar a alguien solo por su posición política y algún otro motivo subjetivo es erróneo.

Y eso nos lleva a otro punto: La ideología. Ésta, entendida como la cosmovisión que uno tiene de la realidad y (en palabras de la Wikipedia) el conjunto de ideas sobre la realidad, sistema general o sistemas existentes en la práctica de la sociedad respecto a lo económico, lo social, lo científico-tecnológico, lo político, lo cultural, lo moral, lo religioso, etc. y que pretenden la conservación del sistema (ideologías conservadoras), su transformación (que puede ser radical y súbita, revolucionaria, o paulatina –ideologías reformistas–), o la restauración de un sistema previamente existente (ideologías reaccionarias) , inevitablemente se va a inmiscuir en algún punto del trabajo científico, más aún en una ciencia social como la Historia. Pero justamente, lo bueno del trabajo científico está en poder apartarse uno de su ideología. ¿Cómo hacerlo? No es fácil, pero tampoco es muy complejo. Simplemente recordando que se está haciendo investigaciones sobre hechos pasados y que las causas deben encontrarse en el pasado. No se puede transpolar a tiempos pasados ideas de tiempos presentes. Algunos dirán que es difícil. Pero nadie dijo nunca que hacer ciencia tenía que ser fácil. En palabras de Eric Hobsbawm, la motivación inicial, ideológica o personal, para hacer un trabajo no importa. Lo que importa es que el resultado no sea falso ni trivial.

Por último, a veces se suele objetar que el carácter no objetivo de la Historia radica en que el investigador toma para su investigación lo que considera valioso. Es cierto. Pero también pasa en las Ciencias Naturales. ¿O acaso el científico natural elige los objetos a observar o para su experimentación sin ningún tipo de condicionamiento? ¿No será por eso que es tan importante la revisión entre pares y el consenso de la comunidad científica? Tanto en las Ciencias Naturales como en las Ciencias Sociales el científico se decide por cierto objeto a investigar. Eso no los hace menos científicos, siempre, claro está, que siga con rigor el método científico.

Y aún existen quienes afirman que como los científicos sociales buscan cambiar la sociedad no pueden ser objetivos. ¿Pero cómo poder cambiarla si no se parte de una descripción objetiva de la misma, lo menos sesgada y lo más exacta posible?

En resumen, la Historia, y por extensión todas las Ciencias Sociales, en su carácter científico no deben dejar de aspirar a la objetividad y la neutralidad ideológica. Al menos si lo que se busca es hacer Historia científica. En caso contrario, si lo que se quiere es simplemente relatar cosas, no hace falta.