Una de las características principales de la revolución científica que comenzó en el siglo XVI y se extiende, en mayor o menor medida, hasta comienzos del siglo XX, fue el de cambiar totalmente los paradigmas. Es cierto que en toda revolución científica se produce un paso de la "ciencia normal" a un nuevo paradigma, pero en el caso del proceso antes mencionado fue un cambio total. Se dejaron de lado totalmente los dogmas autoritarios basado en un nuevo método. Ese método no era otro que el método científico.
Por supuesto que casi todos los descubrimientos y teorías de aquel entonces fueron en su mayoría modificados, o en algunos casos, refutados y reemplazados por otros. Pero eso fue conforme al desarrollo científico y basado en los principios surgidos de aquella revolución. La observación, la formulación de preguntas, la búsqueda de respuestas mediante la experimentación y la comprobación, la formulación de hipótesis. Todo eso en el marco de un conocimiento científico acumulable y una comunidad científica encargada de revisar e incorporar los nuevos descubrimientos.
¿Qué son los dogmas? Podemos definirlo como los fundamentos o puntos capitales de todo sistema, ciencia, doctrina o religión. Por ser fundamentales, en consecuencia, se infiere que son la verdad.
El método científico y racional (doctrina filosófica que sostiene que la verdad puede ser descubierta mediante la razón y el análisis de los hechos más que a través de la fe, el dogma o la enseñanza religiosa) es lo más revolucionario que puede haber. Es la mejor manera de analizar lo que se considera verdadero y de, en caso de que sea refutado, dejarlo de lado. La constante búsqueda de preguntas y cuestionamientos, la contrastación con la realidad para la conformación de hipótesis y la revisión por pares son las claves para desechar, modificar o incorporar conocimientos.
¿Por qué el método científico y el análisis racional es la mejor manera? Por la sencilla razón de buscar fundamentos en la realidad, aspirar a la objetividad de manera de que todos vean como llegar a esas conclusiones, y someterse al examen por parte de la comunidad especializada para justamente alcanzar esa objetividad. En caso de que el conocimiento científico que reemplazó al dogma sea demostrado erróneo por no alcanzar para explicar o describir la realidad, ese mismo conocimiento se vuelve obsoleto y es modificado o reemplazado por otro conocimiento científico con las mismas características.
Pero no hay que caer en el otro extremo. Por eso en el título del artículo aclaro la necesidad de enfrentarlos "racionalmente". La postura nihilista tan común en la posmodernidad de negar absolutamente todo no sirve para nada. No construye nada ni posibilita el progreso. Eso debido a que esa negación de los dogmas se convierte... ¡en un dogma!
Al descreer del método científico racional se descree de la mejor manera que tiene el hombre para entender y modificar su realidad. Si no podemos confiar en nuestra racionalidad ¿en qué podemos confiar? Directamente en nada.
En conclusión, la única manera en que este mundo va a progresar es con una mentalidad humanista secular racional que descrea de los dogmas pero al mismo tiempo busque la verdad de forma metódica y sistemática. No descreer solo por descreer sin fundamentos, y en todo caso, si se descree algo, dar mejores razones. De lo contrario no hay progreso.
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