lunes, 16 de septiembre de 2013

Celibato sacerdotal


En estos días volvió a ponerse en el tapete la vieja discusión que hay entre los cristianos (especialmente católicos y protestantes) sobre el celibato sacerdotal, es decir, la obligación que tiene el sacerdote de no casarse ni tener familia.

Cabe aclarar que el celibato no es algo que date de los orígenes del cristianismo. En el Nuevo Testamento a la hora de dejar en claro los requisitos de los ministros el matrimonio aparece como obligatorio para los obispos (1 Timoteo 3:2-5), diáconos (1 Timoteo 3:12) y ancianos (Tito 1:5-6), con la premisa de que quienes no puedan gobernar bien su hogar difícilmente puedan gobernar bien la iglesia. Pedro, considerado el primer Papa, estaba casado, ya que Jesús sanó a su suegra. Y Pablo, considerado el primer teólogo, recomendaba el celibato, pero decía que en caso de no tener el don para hacerlo era recomendable casarse (1 Corintios 7:8-9).

Durante los primeros años de la Iglesia ese requisito de celibato fue inexistente pero ideas similares fueron creciendo en la Edad Media. Recién en el IV Concilio de Letrán en el siglo XII se impone dicha medida. Fue impuesto en forma definitiva en el Concilio de Trento en el siglo XVI.

¿Motivos? Por un lado el crecimiento de ciertas corrientes filosóficas encabezadas por Agustín de Hipona que veían en el sexo al pecado original del cual todos debían limparse mediante el bautismo. Esta corriente ascética justificaría también el celibato por parte de monjas y monjes apartados del mundo.

En una lógica más mundana fue determinante el hecho de que muchos religiosos le heredaran a sus hijos bienes que pertenecían a las iglesias. La clave para imponer el celibato fue eliminar este nepotismo.

¿Qué podemos decir sobre el debate existen entre los católicos sobre si eliminar o no el celibato? No es de nuestra incumbencia, que lo resuelvan ellos.

Lo que si podemos decir es que este tipo de debates dejan en claro como la moral y las reglas de la Iglesia lejos de ser normas inspiradas por Dios son medidas acorde a la situación histórica. Si Dios en los tiempos bíblicos permitía que los ministros se casen, después lo prohibió y ahora va a permitirlo de vuelta evidentemente su palabra y sus mandamientos cambian de acuerdo a los intereses de los hombres. ¿O será que Dios en su totalidad cambia de acuerdo a los intereses humanos?

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