lunes, 30 de septiembre de 2013

La "conspiración medico-farmacéutica" y sus intereses


La ciencia médica ha progresado a pasos agigantados desde la Antigua Grecia. Hemos dejado atrás todo tipo de pretensión espiritual para explicar las dolencias y lo que en otro tiempo se consideraba maldición o espíritu hoy se sabe que es un virus, un tumor, una malformación o lo que fuese.

Por supuesto que aún queda mucho por hacer, hay muchas enfermedades que aún no tienen cura o que la tienen pero no es totalmente efectiva. Pero por suerte existen miles de hombres y mujer en todo el mundo que trabajan día y noche buscando mejores tratamientos.

A pesar de esto hay gente que osa denunciar incomprobables conspiraciones de las farmacéuticas y los Gobiernos para frenar investigaciones y lucrar con los medicamentos. Nadie va a defender aquí a las farmacéuticas que en muchos casos muestran sus facetas mercantilistas y su desprecio por la salud como pasó aquí con la ley de patentes en la década del 60. Pero tampoco nadie va a permitir que se digan estupideces sin sentido.

Dejando de lado lo científico apliquemos la lógica capitalista elemental pura: ¿Acaso si se pudiera detectar una cura efectiva contra alguna enfermedad mortal las farmacéuticas no se matarían entre ellas por tenerla y comercializarla? ¿Acaso es laboratorio que descubriera alguna de esas enfermedades no se llenaría de fama, fortuna y prestigio a nivel internacional? ¿Por qué serían tan necios de querer ocultarlo? ¿Y qué hacer con todos esos científicos que, con mayor o menor cantidad de recursos, experimentan para encontrar las curas? ¿Forman parte ellos también de esas conspiraciones?

Lo importante es ver quien se beneficia con estas mentiras ridículas y mal intencionadas. ¿Quién puede ganar algo atacando a la investigación científica? Es obvio: La pseudociencia que pide a los gritos llamar la atención y como estrategia no tiene mejor cosa que hacer que tratar de socavar a la ciencia legítima. Por eso afirman que el VIH no existe y que el sida en realidad es estrés oxidante, por eso hablan contra los tratamientos contra el cáncer y promueven cualquier otra cosa. Por eso deliran, en resumen.

Nuestro mal querido Claudio María Domínguez en su portal recoge médicos "alternativos", incluyendo a uno que dice que el cáncer es una enfermedad de mente, cuerpo y espíritu y que se combate cambiando la alimentación.

Ghislaine Lanctot, una doctora autora del libro "La mafia médica" y también creyente en la inexistencia del sida y la no efectividad de la quimioterapia, cree en medicinas espirituales y energéticas.

Los promotores locales de la "libre vacunación" (entiéndase "no vacunar a los niños porque tenemos la loca idea de que las vacunas son perjudiciales") son también promotores de la homeopatía.


Como sus ideas "médicas" no tienen ningún sustento real y no son más que charlatanería tiene que inventar conspiraciones para confundir y, de paso, joderle la existencia a los demás.

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